Todos sabíamos que esto pasaría. Todos conocemos la brutalidad, la falta de humanidad y de escrúpulos de su majestad el rey de tirano de marruecos y de todos sus esclavos. Sin embargo, una vez más, y ya son muchas, confiábamos en que la justicia se pusiera, de una vez, de parte de quien la tiene. Una vez más, esperábamos algo de alguien, un gesto, una palabra, que, como siempre, no llegó. Prefirieron mirar para otro lado.
Otra vez el sufrimiento llega al mismo bando. Llega a quien ha tenido la desgracia de nacer en una tierra con recursos naturales codiciados, de padecer una guerra, un exilio y todo lo demás que ya sabemos. Una y otra vez el pueblo saharaui sufre, ante la mirada impotente de quienes estamos junto a ellos.
Esto tenía que pasar, pero teníamos la esperanza de que no pasara.
Aguantad hermanos, amigos saharauis, resistid, porque algún día llegará. No puede ser que no haya alguien con escrúpulos. No puede ser que no haya personas justas, no puede ser. ¿No puede ser?
La muerte de cada saharaui pesará en las conciencias de los responsables de esta masacre.
martes, 9 de noviembre de 2010
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